Profesor Fichtner, no hay un componente más importante para un vehículo eléctrico que la batería de almacenamiento. ¿Cuál es la mejor batería para este tipo de aplicación?
Una batería que ofrezca la mejor combinación en lo que respecta a capacidad de almacenamiento, carga rápida, bajo coste, seguridad y sostenibilidad. La mejor opción para cada caso depende del vehículo y de su ámbito de aplicación. En los vehículos de gama alta, es importante contar con una gran autonomía. En el segmento compacto, se buscan baterías con un coste considerablemente menor, pero no se exige una capacidad de almacenamiento tan alta.
En un vehículo eléctrico, el espacio para la batería es limitado. ¿Qué estructura debe tener un sistema de batería para que pueda almacenar más material con el mismo tamaño?
Algunos fabricantes trabajan con un diseño denominado "cell to pack" o "cell to body", en el que las celdas se integran en el paquete de baterías. En pocas palabras, los paquetes de baterías ya no están formados por celdas del tamaño de una tableta de chocolate, sino por celdas en forma de tablero de madera. Estas unidades más grandes tienen menos material de embalaje no reutilizable y ofrecen más espacio para el material de almacenamiento propiamente dicho. Alcanzan una densidad de integración superior al 70 %, mientras que la de las baterías convencionales es de poco más del 50 %. Si un fabricante de coches eléctricos tiene como objetivo el desarrollo de sus propias baterías, es posible tener en cuenta estos saltos tecnológicos en su diseño desde el principio. Al fin y al cabo, no debemos fijarnos tanto en las celdas individuales de la batería, sino centrarnos más en cómo se pueden construir las celdas de la manera más grande y ahorradora de espacio posible.
¿Qué avances se verán en las baterías en los próximos años?
Esperamos avanzar a pasos agigantados. Para 2023 se han anunciado los primeros paquetes de baterías de dos fabricantes chinos que prometen ofrecer una autonomía de más de 1000 kilómetros. Además, se afirma que con ellos se podrá cargar en menos de diez minutos la energía necesaria para disfrutar de una autonomía de 700 kilómetros. Incluso a mí, como investigador, me sorprende esta evolución tan rápida, que supondría un gran paso en la tecnología de baterías. Y son avances que no se basan siquiera en una nueva composición química de la batería, sino en la adopción de medidas tecnológicas.