Según Jan Maris, innovaciones como la inteligencia artificial podrían aprovechar aún más el potencial en la producción en el futuro. Ejemplos ya existen, como FinRob. El robot colaborativo utiliza un sensor para detectar si se ha utilizado suficiente adhesivo entre los pliegues de una puerta de automóvil; en el pasado, las puertas debían abrirse al azar con ese propósito. "Ahora ahorramos muchas toneladas de CO₂ porque no tenemos que desechar los materiales". Además, pensar más allá de los límites del sitio también es necesario para asegurar que un automóvil como el Audi Q8 e-tron* pueda construirse en última instancia de manera sostenible. Por ejemplo, Audi requiere que los proveedores produzcan celdas de batería exclusivamente con energía de fuentes renovables. Y las partes producidas en otras ubicaciones que se necesitan para completar el Audi Q8 e-tron*, como los módulos de batería, no se transportan en camión, sino que se entregan al sitio de Bruselas en tren de carga de emisiones cero desde la planta de Audi en Györ, Hungría. Todas estas son medidas para ahorrar CO₂.
Actualmente, alrededor del cinco por ciento de las emisiones en la planta de Bruselas se compensan con proyectos ambientales para ser neutrales en carbono*, ya que aún no se pueden evitar de ninguna otra manera; esto incluye las emisiones causadas por viajes de negocios relacionados con la producción, por ejemplo. Para Stragier, el objetivo está claro: mantener el buen trabajo para que la necesidad de compensaciones pueda reducirse aún más. "Una fábrica de impacto cero, una empresa energéticamente autónoma con circuitos cerrados, esa sería la visión".