Anna Gasser lo ha logrado todo en el snowboard, y a pesar de ello, no se detiene. En la entrevista nos revela la relación que hay entre el progreso y el valor.
Con solo 18 años descubrió el snowboard; diez años después Anna Gasser fue aclamada en los Juegos Olímpicos y en el Campeonato del Mundo. En dos ocasiones ha sido deportista del año en su Austria natal y es la única mujer que ha logrado realizar saltos imposibles. Una conversación sobre la osadía, la fortaleza mental y el afán continuo de superación.
Anna, se te conoce por tus saltos temerarios, casi podríamos decir que de especialista de cine. ¿Cómo desarrollas nuevos trucos? En el snowboard casi todo pasa por la cabeza: todos los trucos que he hecho hasta ahora, antes los he practicado mentalmente cien veces. Hay trucos que llevo cuatro años dándoles vueltas en la cabeza y que aún no los he realizado en la nieve.
O sea, ¿es como si vieras la escena en tu propia mente?¡Sí! O mejor aún: como si la sintiera. Por ejemplo, antes de dar mi primer doble cork ya había iniciado el truco varias veces y conocía la sensación general. Entonces lo visualicé tratando de percibir las sensaciones que tendría al realizar un segundo mortal. He visto el truco tantas veces... y lo he repasado desde todas las perspectivas. Entonces, cuando al fin lo conseguí lo percibía como si no hubiera sido la primera vez, sino como algo absolutamente natural.
Pero realmente, ¿de dónde sacas el valor para hacer varios mortales a 20 metros sobre el suelo? De pequeña ya era bastante atrevida Siempre me he sentido genial en el aire, con apenas diez años ya saltaba del trampolín de diez, y cosas así. En el snowboard fue lo mismo. Los saltos pequeños en seguida me resultaron demasiado aburridos. ¡Quería más! Quería seguir mejorando, saltar también los obstáculos grandes. Superarse a uno mismo es una sensación sublime. Te da algo nuevo, te da algo más. Y después están esos dos o tres segundos que estás en el aire durante un salto grande; nunca tengo suficiente.
Anna Gasser
¿Qué sientes exactamente cuando saltas? Es como si el mundo se detuviera por un segundo. En cuanto salto, en realidad dejo de oír y de ver. Estoy inmersa en el instante. Es una sensación casi indescriptible, como una especie de túnel del que solo salgo en el momento en que aterrizo. Es algo muy especial. Y la verdad es que te engancha.
¿Qué importancia tiene para ti la intuición? Hago mucho caso a lo que me dice el cuerpo. En cada salto, en cada campeonato. También me pasó en los Juegos Olímpicos; un segundo antes del último salto decidí por intuición que quería hacer algo distinto de lo que tenía planeado. Dejarme guiar por mi intuición casi siempre me ha dado la razón. Y las lesiones siempre han ocurrido cuando he intentado ir contra mi intuición.
Una vez, en un torneo una comentarista dijo sobre ti: "No mira lo que es, sino lo que puede ser". ¿Te sirve eso de algo? ¡Fue muy amable de su parte! Aunque en realidad yo no soy una buena competidora, porque siempre quiero dar lo mejor de mí misma, y estratégicamente eso no es muy sensato. Pero solo así me doy por satisfecha. Eso hace que en un campeonato asuma muchos riesgos: suelo acabar o en el podio o muy atrás, porque siempre quiero hacer algo especial
A sus 29 años, Anna Gasser ha conseguido casi todo lo que se puede conseguir en el mundo del snowboard.
La deportista no atesora solo medallas olímpicas y títulos de campeona del mundo, sino que con sus trucos ha logrado varios "hitos mundiales".
A sus 29 años, Anna Gasser ha conseguido casi todo lo que se puede conseguir en el mundo del snowboard.
La deportista no atesora solo medallas olímpicas y títulos de campeona del mundo, sino que con sus trucos ha logrado varios "hitos mundiales".
¿Qué victoria ha sido para ti la más importante? Fue una competición al principio de mi carrera en la que gané mi primer premio en metálico. Hay que tener en cuenta que por aquel entonces entré en este deporte sin entrenador, sin equipo y sin federación, y que participaba en campeonatos como independiente: una presión económica extrema. Todo el mundo me decía: ¿por qué no estudias una carrera?, déjalo, eres demasiado mayor para esto. Pero ganar esa competición con un premio en metálico llegó en el momento perfecto. Para mí fue una confirmación clarísima: puedo hacerlo, voy a seguir. Aunque en realidad no fue una victoria, sino un tercer puesto. Pero era un podio en un campeonato con las mejores del mundo.
Empiezas en slopestyle, una especie de recorrido de obstáculos, y en big air, prácticamente salto de trampolín acrobático. ¿Cuál de los dos te genera más adrenalina? ¿Hay alguno que prefieras? Depende. En slopestyle me pongo más nerviosa porque tienes que descender por un recorrido largo y complicado sin cometer errores. Por otra parte, en el big air se pueden probar más a menudo los trucos difíciles y eso me resulta excitante. No porque sea un campeonato, sino porque ahí quiero conseguir algo que tal vez no haya hecho nunca antes. Como tal, prefiero el big air, porque me gusta centrarme en una cosa. Pero una victoria en slopestyle me alegra especialmente, porque ahí todavía no he tenido tantos éxitos con el otro.
Pero ya has logrado grandes cosas. ¿Cómo consigues motivarte día a día para nuevos retos? Para mí lo más importante es progresar continuamente. No quiero estancarme, quiero superarme a mí misma. Para mí un buen día es cuando he conseguido hacer algo nuevo.
O sea, ¿que aún no has alcanzado tu techo como atleta? No, y además creo que eso no debe pensarse nunca. Si tuviera la sensación de haber alcanzado mi límite lo dejaría, al menos como deportista profesional. Pero tampoco pienso demasiado cuándo sucederá eso. Solo me pondría barreras.
En cualquier caso, ¿tienes idea de qué te gustaría hacer si en algún momento el snowboard dejara de ser tu profesión? Me limito a pensar que buscaría algo en lo que pudiera tener la misma pasión. Seguro que algún día querré ser madre; todavía es solo un plan. Y profesionalmente me veo en un entorno creativo: películas, fotografía, algo por el estilo. Pero mejor detrás de la cámara que delante.
Anna Gasser
Todo energía positiva: nos reunimos con Anna Gasser en el set de la serie de Audi "A Story of Progress".
Encontrará el vídeo en todas las redes sociales de Audi y al final de este artículo.
Todo energía positiva: nos reunimos con Anna Gasser en el set de la serie de Audi "A Story of Progress".
Encontrará el vídeo en todas las redes sociales de Audi y al final de este artículo.
Entre tanto, has sido la primera mujer en lograr varios saltos de auténtica locura. De algún modo, ¿estos "hitos mundiales" se valoran tanto como las victorias en campeonatos? En realidad tengo de decir que para mí el momento más grande de mi carrera fue el triple cork, no la medalla olímpica. Simplemente porque nunca había hecho nada así. Después en Estados Unidos la gente se dirigía a mí y me decía: "¡Pero si eres la chica que ha conseguido el primer triple!", a pesar de que hacía poco de mi oro olímpico. Para mí, poner esa primera piedra, poder dar ese impulso es más importante que cualquier victoria.
¿Cuándo alcanzarás tu límite? Literalmente cuando me frene algo sobre lo que no tenga el control, por ejemplo una lesión. Personalmente, puede que eso sea lo más duro de esta profesión. Tener que limitarte a esperar, a mirar cómo los demás hacen lo que tú tanto amas. En eso no soy muy buena, en eso tengo todavía mucho que aprender. He sido siempre una persona a la que le gusta tantear los límites. Ha sido una constante en mi vida, desde que de pequeña quería trepar a los árboles más altos. En el snowboard también he superado mis propios límites, a veces demasiado rápido. Y entonces, pasa algo que te obliga a parar. Pero a menudo los límites son una cuestión mental que suponen obstáculos en el momento de conseguir algo. Así que no hay que dejarles demasiado espacio.
¿Esperas más de ti misma que lo que se exigen otros? Creo que todos y todas las deportistas de nivel olímpico se imponen exigencias inmensamente altas. De lo contrario no habrían llegado tan lejos. Pero probablemente no todas tengan la misma motivación. Por ejemplo, para mí los primeros puestos no tienen tantísima importancia. Para mí es más importante superarme a mí misma continuamente.